«La verdad es que no sé cómo enfocar el problema».
Esta es una frase que o bien me he dicho a mí mismo en el pasado o bien se la he oído a otros.
El post de hoy funciona como un empujoncito para salir de encrucijadas más o menos creativas.
Para hablar de identidad creativa hay que desempolvar el talento y la asertividad que hay dentro de cada uno.
«La verdad es que no sé cómo enfocar el problema».
Esta es una frase que o bien me he dicho a mí mismo en el pasado o bien se la he oído a otros.
El post de hoy funciona como un empujoncito para salir de encrucijadas más o menos creativas.
¿Estás atascadx con una tarea que te genera ansiedad desde hace días?
En este post te dejo algunas sugerencias para el proceso de vencer esos bloqueos y la procrastinación:
Estar solo me hace conectarme con mi esencia y con mi tranquilidad, en un mundo tan hiperconectado y que me hace mimetizarme con él, llenando mi vida diaria de estrés innecesario. Separarme y ver qué es mío y qué es de los demás me centra y me viene bien… Aunque tengo mis días.
Hay días en los que estoy solo y me cuesta una barbaridad levantarme, como si no tuviera ganas de vivir. Pero acabo encontrándole sentido, levantándome y poniéndole una sonrisa interior al día, aunque no haya nadie a mi lado. Al fin y al cabo, me tengo a mí y eso es lo mejor que tenemos, ya que de polvo venimos y en polvo nos convertiremos.
Para escribir este post me he tenido que chocar unas cuantas veces con unas cuantas paredes de ladrillos y haberme comido unas cuantas situaciones desagradables en el pasado por no haber comunicado mi verdad de la manera más asertiva posible. Porque no todos hemos nacido siendo diplomáticos. Quiero pensar que es algo aprendido culturalmente o por educación en casa, o como consecuencia del miedo a lo que otro nos pueda decir.
Pongamos que tienes un plan. Hay un lugar al que te gustaría llegar y para ello hay que acometer un serie de acciones -decisiones que poco a poco te acercarán a ese destino, dejando atrás viejas estructuras mentales y creencias-.
No será fácil.
Pero, aún con todo, tú te pones en marcha.
Podría hablarse de la dispersión como uno de los tentáculos de esa señora llamada Némesis creativa.
Ella se ha cargado imperios, y vehículos para ello tiene unos cuantos.
Este es el tercero de los tres artículos de la serie:
«Némesis creativa (1): el miedo (2) y la dispersión (3)»
Dentro de ti habita tu némesis, esa vocecilla que en algún momento te haya podido decir lo «mal» que lo has hecho y te va recordando todo lo que te falta para llegar a hacerlo «bien».
Este es el primero de los tres artículos de la serie:
«Némesis creativa (1): el miedo (2) y la dispersión (3)»
Por mucho que existan personas convencidas de que no son creativas, pienso que eso es una vil mentira, de las peores de todas. Aquí lo que pasa es que les falta morro para hacer lo que realmente quieren.
Pero a lo mejor no porque no quieran echarle morro. Aquí puede haber miedos y dudas sobre las que trabajar.
Este es el segundo de los tres artículos de la serie:
«Némesis creativa (1): el miedo (2) y la dispersión (3)»
Puede que al ponerte frente a la página en blanco te surjan bloqueos, que no sepas qué crear o que te dé vértigo mirar montaña arriba.
Y que luego, además, sientas que hay mil ojos sobre ti a la hora de publicar cosas:
«¿Cómo voy a conseguir que la crítica a mi obra no me moleste?»
¡Es mío… Mi tesoooro!
Todxs tenemos actividades que hemos abandonado y que antaño nos hacían vibrar, sonreír y brillar. Nuestrx niñx interior era feliz.
No quiere decir que tengas que convertir eso en tu trabajo de la noche a la mañana, pero sí que recuperar esa actitud puede hacerte un poquito más fuerte hoy en día.