El humor, la sátira y la crítica son recursos que a todos nos gusta usar de vez en cuando. Hay diversas formas de usarlos y pueden tener diferentes orígenes. Si el humor es usado desde la critica (satírica o no), vigilar a quién estamos sermoneando: ¿son comentarios que hacemos al ego (al carácter de esa persona, su estrategia de supervivencia, su máscara) o a la esencia (a su identidad y su buena intención)?
A la hora de hablar de la crítica, hoy diferencio críticas de tres tipos:
Constructiva desde el cariño: Esta es la crítica que hacemos en entornos en los que hay confianza y donde nos es más fácil superponer estados emocionales a lo que decimos, o incluso decir lo que pensamos sin que sea mal recibido porque sabemos que la otra persona nos tiene aprecio.
No obstante, aquí podría darse el caso de que el otro reciba la crítica como algo negativo porque le hemos tocado alguna tecla que no se esperaba. ¿Podríamos revisar que realmente sea desde el cariño, teniendo en cuenta el carácter del receptor?
Constructiva desde la asepsia: No incorporar ninguna emoción en la crítica, aportando datos y hechos. Esto es muy común en el contexto laboral, donde se habla sobre lo que se hace en el día a día sin implementar sentimientos, simplemente ocupándonos de lo que hay que hacer, de los objetivos y de los resultados.
Lo importante aquí es que el que emite la crítica tiene que entender que al otro lado puede haber un receptor que no la reciba de manera aséptica, sino superponiendo su mapa emocional de ese momento… Con el riesgo de que el otro la reciba como hiriente.
Las personas cuando van al trabajo también llevan las emociones conectadas.
Destructiva desde la pasivoagresividad: La clave aquí está en que el emisor utiliza de manera sutil comentarios (que pueden llevar humor o no) que de alguna manera son una crítica encubierta y pueden hacer que el receptor al leerlos se sienta atacado. El humor aquí es interesante que lo podamos revisar, para no caer en la crítica pasivo-agresiva.
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Por otro lado, podemos ver hacia dónde se dirigen estas críticas, si seguimos los puntos de la pirámide de los niveles neurológicos de la PNL (Programación Neurolingüística), empezando por abajo:
Partimos de la base de que al subir cada escalón, se entiende que el anterior está consolidado. Ejemplo: las habilidades son comportamientos repetidos muchas veces.
Criticar el ambiente y el entorno puede tener soluciones interesantes: no entrar en esos ambientes o no emitir esa crítica si vas a seguir entrando allí. Criticarlos puede ser un poco arriesgado si eres uno de los asiduos de los mismos. Se supone que entramos a entornos de manera voluntaria y en los que elegimos estar cómodos. Pero luego la realidad puede ser otra; criticar un entorno en el que te toca estar en contra de tu voluntad tampoco es la mejor estrategia para disfrutar el día a día.
Criticar o comentar satíricamente un comportamiento de alguien es lo más seguro dentro de esta pirámide, ya que no estás juzgando al conjunto de la persona, sino esa acción concreta. Esto permite al individuo desapegarse del comportamiento y cambiarlo sin mayor drama. El problema viene cuando uno se apega demasiado a sus comportamientos y se hace más difícil el cambio.
Cuando se critica o sermonea la habilidad de alguien, hay que tener cuidado porque esa habilidad le habrá costado su tiempo conseguirla.
Criticar las creencias de una persona también es peligroso, ya que estas están arraigadas desde hace bastante en esa persona, que puede que las tenga como algo aprendido de su casa, colegio o mediante sus propios medios.
En cuanto a criticar los valores de alguien, igualmente, es algo que puede acarrear discusiones y podrías lastimar a esa persona, ya que está aún más presente que las creencias, en muchos casos, los valores pueden ser el norte de la brújula de esa persona… Entrar por aquí puede significar que no haya mucha más relación más allá a partir de ese momento, ya que nos solemos rodear de personas con valores afines a nosotrxs.
Si lo que has cuestionado es la identidad de alguien, has de saber que eso es lo que esa persona ha construido consciente o inconscientemente a lo largo de toda su vida… Y puede hacer bastante daño.
Lo más común que podemos encontrar son críticas al sistema, pero no hay que dejar pasar por alto que habitualmente quien hace la crítica también forma parte del sistema… Y quizá hacer una crítica destructiva no es lo más humilde. ¿Podrías aportar algo positivo al sistema antes de indicar lo negativo?
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El humor u otros recursos retóricos también pueden ser una manera de escapar de la realidad, de negar lo que está ocurriendo y de no querer tocar lo que está pasando, porque de esta manera no nos duele y reímos por no llorar.
¿Somos conscientes de cuándo «reímos por no llorar»?
La crítica puede ser un recurso muy útil cuando queremos hacer que el otro crezca, pero hay que tener cuidado a la hora de emitir un feedback.
¿Qué ocurre cuando alguien dice algo mal y le corrijo con humor?
Siendo totalmente objetivos, podríamos estar ante un caso de dispersión de lo importante (el contenido del mensaje de la otra persona) -una desconexión del hilo argumental de la conversación- y de juicio corrigiendo un error en la forma del mensaje. A lo mejor no es necesario en ese momento emitir ese feedback.
Pero claro, todo esto depende de cuándo y en qué contexto y entre quiénes estemos hablando. Si estas correcciones ocurren en un contexto de amigos donde hay confianza, los códigos podrían cambiar.
Observa si es el momento y el lugar adecuado para emitir ciertos comentarios, esté la persona presente o no. Podría no ser la mejor herramienta a utilizar en ese momento, podría ser recibido por el otro como una falta de respeto.
Es importante que cada uno entrene su diálogo interno y decida no entrar en el canal de la crítica en según qué momentos.
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También es interesante que cada unx pueda observarse a sí mismo para recibir mejor los feedbacks: puede que lo que aparentemente fuera un cumplido, nosotros lo recibamos invertido y se convierta en un ataque hacia nosotrxs. En ese caso, ni el emisor ni el receptor tienen la total responsabilidad pero los estados actuales de ambos en el momento de establecerse el envío/recepción del mensaje influyen, es una cuestión de que el emisor vaya con cuidado a la hora de compartir su visión -si es posible emitir primero el feedback favorable- y que el receptor esté abierto a recibir, valga la redundancia.
¿Qué me pasa cuando el otro «se equivoca» o no coincide con lo que yo pienso?
¿Dónde pone que se equivoque? Cada uno aprende en casas distintas y es posible que lo que tú veas como un error, la otra persona no lo vea así.
¿Qué pasa cuando el otro me dice algo que ya sé?
Esto es algo que nos puede pasar a los que pensamos mucho y creamos que tenemos un alto sentido de la estrategia: vemos muchas opciones posibles y al final ejecutamos una… Pero para llegar a esa una, hemos tenido que sopesar 30. Y nuestrx amigx nos habla de la opción 15, que ya descartamos hace días por un motivo X.
Yo en ocasiones me he visto cayendo en responder con «ya lo sé» de maneras que podrían sonar pedantes. Y es algo que he aprendido a gestionar, porque puede ser recibido por el otro de manera negativa y que no habla bien de mi capacidad de recibir feedback.
Aceptar el feedback sin saltar es también un arte. Lo que más me ha servido aquí es agradecer el comentario y seguir escuchando. A lo mejor ese feedback tiene algo de bueno y en un futuro puedes implementar cambios en tu proyecto. El ego no es perfecto, ni mucho menos, y a veces que alguien nos comente algo que no queremos oír (o que no nos diga lo bien que lo estamos haciendo) puede molestar.
El que sabe es mi ego.
Yo no sé más que nadie.
Puedo dirigirme al otro desde un nivel de iguales.
Para combatir esto, las afirmaciones arriba dispuestas me han acompañado en los últimos años y creo que, como personas, estamos aquí haciendo todos un camino, cada uno el suyo, a un ritmo y velocidad diferentes.
¿Cómo puedes empezar a sanear la forma en la que das feedback y/o utilizas el humor?
Fotografía de Marcela Rogante en Unsplash
2 respuestas a «Humor y retórica»
Me ha gustado mucho este artículo. Qué importante es lo qué decimos, cuándo, cómo y para qué. Y lo que no decimos, también.
Gracias! me alegro mucho de que te haya gustado 😀